Título: La insoportable vida del ser
Autor/a: Milan Kundera
Saga: -
Editorial: Colección MAXI
Páginas: 336
Sinopsis: La insoportable levedad del ser narra una extraordinaria historia de amor, es decir, de celos, sexo, traiciones, muerte y, también, de las debilidades y paradojas de Teresa, Tomás, Franz y Sabina, cuyos destinos se entrelazan irremediablemente. Los celos de Teresa hacia Tomás, el terco amor de éste por ella -junto con su irrefenable deseo de otras mujeres-, el idealismo de Franz, amante de Sabina, y la necesidad de Sabina de perseguir una libertad que sólo conduce a una insoportable levedad, se convierten en una reflexión sobre los problemas filosóficos que afectan a nuestra existencia.
Reseña:
Esta obra me ha fascinado y solo lamento no haberla leído antes. Hacía tiempo que iba postergando la lectura de este clásico porque pensaba que su contenido filosófico sería demasiado denso y teórico. Estaba muy equivocada. Es una novela de capítulos cortos y narración omnisciente que mezcla filosofía, historia y amor a través de la historia de Tomás y Teresa en la Praga de 1968 durante la ocupación soviética. Kundera relata la crisis existencial de los personajes dando protagonismo a observaciones que me van a marcar para siempre sobre el compromiso, la libertad, la muerte o la dualidad del cuerpo y el alma, o del peso y la levedad. Admiro la capacidad de Kundera de explicar de manera sencilla, directa y amena conceptos y reflexiones tan profundos y complejos.
En el primer capítulo se introduce la pregunta sobre la cual girará la historia. Como la vida, única, efímera e irrepetible, nuestras fugaces acciones una vez tomadas ya no se pueden rehacer, ni tampoco reiterar. Por lo tanto, tampoco tenemos que preocuparnos de nuestras decisiones. La intrascendencia de la vida, que es solo un momento, nos hace ligeros, libres de obligaciones, leves. En cambio, si nuestras acciones se repitieran eternamente, siguiendo la teoría del eterno retorno de Nietzsche, nuestro comportamiento cambiaría, le daríamos mil vueltas a todo y sentiríamos el peso de la responsabilidad, del compromiso, de la compasión.
¿Es la levedad positiva y el peso negativo? El título del libro parece que responda a la pregunta, pero solo da algunas pistas. Ya aviso que este libro no deja con “buen cuerpo”, porque plantea muchas preguntas imposibles de responder sobre el sentido de nuestras vidas y de las relaciones humanas. El binomio leve-pesado continúa siendo una misteriosa incógnita después de leer esta maravilla de libro.
Tomás y Sabina luchan contra el peso y Teresa y Franz contra la levedad. Tomás está ¿enamorado? de Teresa pero necesita tener amantes para paliar su curiosidad sobre los detalles que diferencian cada mujer en su intimidad. Teresa, en cambio, basa su amor en una absoluta fidelidad hacia Tomás. Mientras, lucha para olvidar a su basta madre, cuyos rasgos los puede ver en su propia cara y desde pequeña esas similitudes le provocan un rechazo a su propio cuerpo y un miedo a diluirse entre el resto de cuerpos femeninos.
El sentido de la vida de los personajes son antagónicos, y por eso sus relaciones sentimentales están destinadas a ser dolorosamente asimétricas. El libro plasma muchas contradicciones internas, y una de las que más me han llamado la atención es la del vértigo. “El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados”. Como admite el propio autor (que hacia el final del libro se quita la máscara revelándose como narrador de la historia), todos los personajes tienen algo de autobiográfico, y todos sienten la fuerza de sus debilidades llamándoles para arrastrarlos de nuevo al conocido vacío.
Finalmente, y ahora sí que acabo, este libro me ha servido para entender la obsesión actual en pleno confinamiento por covid-19 de hacer, crear, ser productivo para ocupar el tiempo y sentir que lo estamos aprovechando y que nuestra exigencia tiene un mínimo de peso (importancia). Tanto tiempo libre nos hace ser más conscientes de nuestra levedad, que es más difícil de sobrellevar de lo que nos pensábamos.
En el primer capítulo se introduce la pregunta sobre la cual girará la historia. Como la vida, única, efímera e irrepetible, nuestras fugaces acciones una vez tomadas ya no se pueden rehacer, ni tampoco reiterar. Por lo tanto, tampoco tenemos que preocuparnos de nuestras decisiones. La intrascendencia de la vida, que es solo un momento, nos hace ligeros, libres de obligaciones, leves. En cambio, si nuestras acciones se repitieran eternamente, siguiendo la teoría del eterno retorno de Nietzsche, nuestro comportamiento cambiaría, le daríamos mil vueltas a todo y sentiríamos el peso de la responsabilidad, del compromiso, de la compasión.
¿Es la levedad positiva y el peso negativo? El título del libro parece que responda a la pregunta, pero solo da algunas pistas. Ya aviso que este libro no deja con “buen cuerpo”, porque plantea muchas preguntas imposibles de responder sobre el sentido de nuestras vidas y de las relaciones humanas. El binomio leve-pesado continúa siendo una misteriosa incógnita después de leer esta maravilla de libro.
Tomás y Sabina luchan contra el peso y Teresa y Franz contra la levedad. Tomás está ¿enamorado? de Teresa pero necesita tener amantes para paliar su curiosidad sobre los detalles que diferencian cada mujer en su intimidad. Teresa, en cambio, basa su amor en una absoluta fidelidad hacia Tomás. Mientras, lucha para olvidar a su basta madre, cuyos rasgos los puede ver en su propia cara y desde pequeña esas similitudes le provocan un rechazo a su propio cuerpo y un miedo a diluirse entre el resto de cuerpos femeninos.
El sentido de la vida de los personajes son antagónicos, y por eso sus relaciones sentimentales están destinadas a ser dolorosamente asimétricas. El libro plasma muchas contradicciones internas, y una de las que más me han llamado la atención es la del vértigo. “El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados”. Como admite el propio autor (que hacia el final del libro se quita la máscara revelándose como narrador de la historia), todos los personajes tienen algo de autobiográfico, y todos sienten la fuerza de sus debilidades llamándoles para arrastrarlos de nuevo al conocido vacío.
Finalmente, y ahora sí que acabo, este libro me ha servido para entender la obsesión actual en pleno confinamiento por covid-19 de hacer, crear, ser productivo para ocupar el tiempo y sentir que lo estamos aprovechando y que nuestra exigencia tiene un mínimo de peso (importancia). Tanto tiempo libre nos hace ser más conscientes de nuestra levedad, que es más difícil de sobrellevar de lo que nos pensábamos.
Escenas favoritas (spoiler alert):
Todos los capítulos me han fascinado excepto los que tratan sobre el kitsch y la mierda, que me parecieron demasiado rebuscados. Si tuviera que destacar una escena sería la de Franz en la Gran Marcha. Cuando vuelve herido y tetrapléjico de Camboya y cuando se despierta en el hospital y ve a su esposa (la persona más superficial de la novela), prefiere cerrar los ojos y muere. Supongo que cierra los ojos como lo hacía cuando se acostaba con Sabina sin saber cómo su amante odiaba que cerrara los ojos en pleno coito. Pelos de punta. La historia con la perra Karenin también me emocionó mucho.
Algunas frases para enmarcar:
“El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores”.
“Delante había una mentira comprensible y detrás una verdad incomprensible”
“El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.
“Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Solo la casualidad nos habla”.
“No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien”.
“Antes de que se nos olvide, seremos convertidos en kitsch. El kitsch es una estación de paso entre el ser y el olvido”.“Nunca seremos capaces de establecer con seguridad en qué medida nuestras relaciones con los demás son producto de nuesros sentimientos, y hasta qué punto son el resultado de la relación de fuerzas existente entre ellos y nosotros. La verdadera bondad del hombre solo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna”.
“Delante había una mentira comprensible y detrás una verdad incomprensible”
“El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.
“Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Solo la casualidad nos habla”.
“No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien”.
“Antes de que se nos olvide, seremos convertidos en kitsch. El kitsch es una estación de paso entre el ser y el olvido”.“Nunca seremos capaces de establecer con seguridad en qué medida nuestras relaciones con los demás son producto de nuesros sentimientos, y hasta qué punto son el resultado de la relación de fuerzas existente entre ellos y nosotros. La verdadera bondad del hombre solo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna”.