Título: 1984
Autor/a: George Orwell
Saga: -
Editorial: Houghton Mifflin Harcourt
Páginas: 237
Reseña:
Si tuviera que escoger en qué mundo distópico vivir, el primero que descartaría sería sin duda el de ‘1984’.
Aunque
la ignorancia que se impone a toda la sociedad la deja indiferente ante
cualquier evento o atrocidad, en ‘1984’ hay dolor, miseria, guerra,
enfermedades y traiciones entre familias y amigos. En ‘Un mundo feliz’,
en cambio, la gente es “feliz” y no hay conflictos bélicos, ni existen
los sentimientos nostálgicos o la tristeza.
En ‘Un mundo feliz’ se
promueve el sexo sin amor y se penalizan los vínculos amorosos profundos
para evitar celos, melancolía o el despecho. El sexo superficial es una
droga más, como la “soma”, para mantener distraída a la gente. En
‘1984’ también se fomenta el consumo de drogas para atontar los
sentidos, pero el sexo está mal visto. La promiscuidad está prohibida.
El desahogo sexual es peligroso porque quita energías a la población,
que debe desfogarse a través de vías útiles para el sistema. Para eso
existen los 2 Minutos de Odio, durante los cuales se debe sacar bilis en
contra de Goldstein, el enemigo del partido. El sexo es solo son un
trámite para producir hijos y el concepto de familia, a diferencia de en
‘Un mundo feliz’, continúa existiendo, pero solo para que los hijos
(educados en la doctrina desde que nacen) espíen a sus padres y los
denuncien en caso de verles dudar sobre la legitimidad del partido.
Por
otro lado, ‘El cuento de la criada’ también es una distopía
escalofriante, pero su sistema solo afecta a los Estados Unidos. Hay una
mínima esperanza de encontrar la libertad huyendo a Canadá. En cambio,
en la dictadura de ‘1984’ no hay escapatoria. El sistema se extiende por
todo el globo. El mundo está dividido en tres potencias (Oceanía,
Eurasia y Orientasia) compinchadas entre ellas para mantener el status
quo. Orwell se centra en Oceanía, liderada por el omnipotente Gran
Hermano, líder del partido que gobierna la sociedad. La Policía del
Pensamiento controla todos aspectos de la vida de sus habitantes y
castiga a los que piensan diferente, o a los que simplemente piensan.
Porque el objetivo del partido es la estabilidad y la perpetuidad de las
clases sociales. Y para conseguirlo se debe eliminar la memoria y el
pensamiento de todo ser humano.
El sistema creado por Orwell no solo
es más inquietante que los otros. También es el más complejo. Aparte de
la repetición de frases y eslóganes hipnóticos, se busca eliminar el
pasado para que la gente no pueda comparar su situación con nada más. El
Ministerio de la Verdad modifica constantemente el pasado para que
cuadre con el presente. ¿Cómo? De un lado, editando y falsificando todos
los documentos existentes, y del otro, manipulando la memoria de los
ciudadanos a través de la técnica del “pensardoble”. 2+2 puede sumar 5,
blanco puede ser negro, y la guerra puede ser paz. Una de las
herramientas para perfeccionar el pensardoble es la neolengua. Con este
nuevo idioma, el partido elimina las palabras que tienen significados
contrarios al régimen. El objetivo es que los conceptos de “libertad”,
“pensamiento” o “revolución” acaben desapareciendo. No se puede anhelar
algo que no existe como concepto.
El engranaje de ‘1984’ funciona a
la perfección gracias también a las guerras. La justificación en 20
páginas de Orwell sobre por qué la guerra es necesaria para perpetuar el
orden social es brillante. Nos explica que las acciones bélicas sirven
para destruir ese exceso de producción que, en caso de repartirse,
permitiría elevar la calidad de vida de la clase trabajadora, algo que
la clase alta quiere evitar a toda costa. Cuando la gran mayoría de la
población sale de la precariedad y tiene sus necesidades básicas
cubiertas, puede empezar a pensar en por qué hay una minoría de gente
que se lucra de su esfuerzo. La élite quiere impedir posibles
insurrecciones, así que imponen una guerra continua que mantiene la
población ocupada en sobrevivir y vinculada emocionalmente a la patria.
Este
clásico es genial para reflexionar sobre la ambición del poder por el poder, la importancia de conservar nuestro pasado, la censura de información y, sobre todo, sobre la fuerza que, a pesar de todo, continua teniendo el espíritu humano.