Título: Chocolate
Autor/a: Joanne Harris
Saga: Chocolat 1/4
Editorial: Debolsillo
Páginas: 384
Sinopsis: El chocolate es algo más que un placer para los sentidos. Saboreándolo las penas se hacen más Ilevaderas, los secretos menos íntimos, los sueños más reales. Por eso para el cura Francis Reynaud, la Ilegada a Lansquenet-sur-Tannes de Vianne Rocher, una singular mujer que decide montar una chocolatería, no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y en el pecado. Y frente a él, la joven Vianne solo puede apelar a la alegría de vivir de las gentes de Lansquenet...
Reseña:
‘Chocolat’ no es una novela romántica, aunque en muchas librerías esté catalogada como “erótica”. O tengo la libido muy baja o hay cero erotismo en este libro. En la película sí que se resalta la tensión sexual y amorosa entre la protagonista (Juliette Binoche) y el siempre atractivo Johnny Depp, pero en el libro, la historia de amor es una trama muy secundaria sin importancia y solo desarrollada en las últimas páginas de la novela.
El libro se centra en Vianne Rocher, en sus mágicos dulces de chocolate y en su voluntad de ayudar a los vecinos de Lansquenet-sur-Tannes, un pueblo inventado situado cerca de Montauban y Toulouse. Vianne es madre soltera, viajera y medio mística (muy simpática y empática, parecida a Mary Poppins), que ahora se ha instalado con su hija en este pequeño pueblo de la Francia profunda para abrir una chocolatería. El carácter abierto y despreocupado de la protagonista le acarreará varias enemistades, sobre todo, por parte de la Iglesia. El sacerdote, Francis Reynaud, ve a la forastera como a un peligro para el orden de la reprimida y adormecida comunidad.
Esta no es una novela de amoríos aunque sí de personajes apasionados y deseosos de sentirse parte de una comunidad libre de prejuicios. No hay diálogos subidos de tono, pero hay algunas descripciones que os harán salivar (aviso: tened a mano chocolate. Hay personajes que se toman como 5 tazas de chocolate al día y la envidia es muy mala).
En definitiva, ‘Chocolat’ es una fábula gastronómica, que anima a buscar el placer en los detalles y a vivir y dejar vivir sin juzgar a los demás.
Puede parecer que la novela se reduce a la lucha entre religión y paganismo, pero es mucho más que eso. Va del miedo a los prejuicios y la valentía de enfrontarlos, del odio a lo desconocido y del racismo que eso conlleva, de la violencia machista y de la sororidad para vencerla, de la negación del propio placer y de los traumas que moldean personalidades.
Es una historia tierna (para mi gusto, a veces hasta demasiado) a través de la cual puedes volver a creer en la humanidad. Por eso, para que esa sensación sea duradera, recomiendo leer el libro poco a poco, saboreando cada capítulo y cada escena.
El tipo de narración, combinada en primera persona entre los dos protagonistas: Vianne, por un lado, y Reynaud, por el otro. Joanne Harris nos muestra las dos versiones de la historia para poder empatizar también con el “malo” y de esta forma podemos entender por qué actúa con tanto desprecio con los demás.
Por otro lado, lo que no me gustó de ‘Chocolat’ es el toque mágico de la protagonista y de su madre, poco desarrollados en la novela. “Mi madre era bruja. Eso es lo que decía ella y cayó tantas veces en el juego de creérselo que al final no sabía si era verdad o mentira”. Su madre, con la que recorrió decenas de ciudades, leía el futuro. Vianne también tiene algún don sobrenatural, pero no se explica mucho más. Esta falta de desarrollo me desconectó un poco de la historia. Creo que si se hubiera profundizado más en su pasado, aún sin revelar si los poderes fueran reales o mágicos, hubiera sentido más empatía hacia la protagonista. Con esto no quiero decir que la incertidumbre me impida conectar con la historia. En ‘Big Fish’, por ejemplo, nunca sabes qué es real y qué es inventado, pero ese juego entre lo fantástico y lo realista tiene un peso importante en la película. En cambio, en ‘Chocolat’, lo místico se deja entrever muy pocas veces y sin un contexto que facilite la verosimilitud de la historia.
(spoiler alert)
Otra cosa que no entendí: representa que Vianne huyó durante su infancia de una ciudad a otra con su madre y que ahora se ha cansado de ese modo de vida. Desde el principio quiere echar raíces en Lansquenet, para demostrar que puede derrotar al “Hombre Negro” (la referencia al sacerdote es demasiado obvia) y darle a su hija la estabilidad que ella nunca tuvo. Total, al final Vianne gana al sacerdote. Se lía con Roux, nota que se queda embarazada, y felizmente presagia que un cambio de viento va a llegar al pueblo y con él, su marcha a otra ciudad. ¿Por qué no quiere quedarse en Lansquenet ahora que ya no hay conflictos y cuando el negocio le va bien? ¿Quiere ir de un pueblo a otro arreglando las vidas de la gente? El final, como podéis ver, no me convenció. Aún así, tengo curiosidad por leerme los otros dos libros de la trilogía, ‘Zapatos de caramelo’ y ‘El perfume secreto del melocotón’.
El libro se centra en Vianne Rocher, en sus mágicos dulces de chocolate y en su voluntad de ayudar a los vecinos de Lansquenet-sur-Tannes, un pueblo inventado situado cerca de Montauban y Toulouse. Vianne es madre soltera, viajera y medio mística (muy simpática y empática, parecida a Mary Poppins), que ahora se ha instalado con su hija en este pequeño pueblo de la Francia profunda para abrir una chocolatería. El carácter abierto y despreocupado de la protagonista le acarreará varias enemistades, sobre todo, por parte de la Iglesia. El sacerdote, Francis Reynaud, ve a la forastera como a un peligro para el orden de la reprimida y adormecida comunidad.
Esta no es una novela de amoríos aunque sí de personajes apasionados y deseosos de sentirse parte de una comunidad libre de prejuicios. No hay diálogos subidos de tono, pero hay algunas descripciones que os harán salivar (aviso: tened a mano chocolate. Hay personajes que se toman como 5 tazas de chocolate al día y la envidia es muy mala).
En definitiva, ‘Chocolat’ es una fábula gastronómica, que anima a buscar el placer en los detalles y a vivir y dejar vivir sin juzgar a los demás.
Puede parecer que la novela se reduce a la lucha entre religión y paganismo, pero es mucho más que eso. Va del miedo a los prejuicios y la valentía de enfrontarlos, del odio a lo desconocido y del racismo que eso conlleva, de la violencia machista y de la sororidad para vencerla, de la negación del propio placer y de los traumas que moldean personalidades.
Es una historia tierna (para mi gusto, a veces hasta demasiado) a través de la cual puedes volver a creer en la humanidad. Por eso, para que esa sensación sea duradera, recomiendo leer el libro poco a poco, saboreando cada capítulo y cada escena.
Lo que más me gustó:
El tipo de narración, combinada en primera persona entre los dos protagonistas: Vianne, por un lado, y Reynaud, por el otro. Joanne Harris nos muestra las dos versiones de la historia para poder empatizar también con el “malo” y de esta forma podemos entender por qué actúa con tanto desprecio con los demás.
Lo que menos me gustó:
Por otro lado, lo que no me gustó de ‘Chocolat’ es el toque mágico de la protagonista y de su madre, poco desarrollados en la novela. “Mi madre era bruja. Eso es lo que decía ella y cayó tantas veces en el juego de creérselo que al final no sabía si era verdad o mentira”. Su madre, con la que recorrió decenas de ciudades, leía el futuro. Vianne también tiene algún don sobrenatural, pero no se explica mucho más. Esta falta de desarrollo me desconectó un poco de la historia. Creo que si se hubiera profundizado más en su pasado, aún sin revelar si los poderes fueran reales o mágicos, hubiera sentido más empatía hacia la protagonista. Con esto no quiero decir que la incertidumbre me impida conectar con la historia. En ‘Big Fish’, por ejemplo, nunca sabes qué es real y qué es inventado, pero ese juego entre lo fantástico y lo realista tiene un peso importante en la película. En cambio, en ‘Chocolat’, lo místico se deja entrever muy pocas veces y sin un contexto que facilite la verosimilitud de la historia.
(spoiler alert)
Otra cosa que no entendí: representa que Vianne huyó durante su infancia de una ciudad a otra con su madre y que ahora se ha cansado de ese modo de vida. Desde el principio quiere echar raíces en Lansquenet, para demostrar que puede derrotar al “Hombre Negro” (la referencia al sacerdote es demasiado obvia) y darle a su hija la estabilidad que ella nunca tuvo. Total, al final Vianne gana al sacerdote. Se lía con Roux, nota que se queda embarazada, y felizmente presagia que un cambio de viento va a llegar al pueblo y con él, su marcha a otra ciudad. ¿Por qué no quiere quedarse en Lansquenet ahora que ya no hay conflictos y cuando el negocio le va bien? ¿Quiere ir de un pueblo a otro arreglando las vidas de la gente? El final, como podéis ver, no me convenció. Aún así, tengo curiosidad por leerme los otros dos libros de la trilogía, ‘Zapatos de caramelo’ y ‘El perfume secreto del melocotón’.