Autor/a: Sally Rooney
Saga: -
Editorial: Literatura Random House
Páginas: 256
Reseña:
Chica rica pero marginada conoce chico pobre pero popular. Se enamoran
en el instituto y su relación viene y va durante años. Ni juntos ni
separados. De entrada, la trama parece básica. Y lo es. La historia es
muy común pero la manera de narrarla es extraordinaria y la capacidad de
interpelar a los lectores (al menos a mi y creo que a muchas personas
de la generación de los ‘90) hacen de este libro una adicción. A veces,
la originalidad del argumento está sobrevalorada.
Los capítulos
de la novela se van sucediendo cronológicamente y, entre un capítulo y
el siguiente, la autora deja siempre un vacío temporal. Para cubrir esas
lagunas, Rooney incorpora flashbacks a la narración, que está escrita
en presente y con diálogos sin citas. Con estos recursos la autora nos
ahorra escenas innecesarias, prioriza los momentos más relevantes de la
historia y agiliza la lectura hasta el punto que es imposible dejar de
leer.
Por lo que se refiere al contenido, el desarrollo
psicológico de Marianne y Connell me aproximó desde el primer momento a
los temores y sufrimientos de la pareja. En algún momento me frustré al
ver lo difícil que era que estuvieran juntos. De hecho, alguna excusa no
me valió. Cuando, por ejemplo, Connell espera que Marianne le ofrezca
acogerle en su piso cuando no puede pagar el alquiler. Si se tienen
tanta confianza por qué no se lo pidió directamente?
Aun así, me
han encantado los monólogos internos sobre el miedo al qué dirán, a
quedarse solo y a la obsesión de cumplir con las expectativas de la
gente. También se trata el maltrato familiar, el bullying, el acoso
sexual, el suicidio y la salud mental. Como veis, es una novela sobre
jóvenes pero dirigida a públicos de todas las edades. ¿O solo nos
preocupa la soledad en la adolescencia?
No obstante, me he
llevado una decepción con el papel que se le da al clasismo dentro de la
historia. En parte me compré el libro porqué leí que profundizaba en
los temas antes mencionados y, sobre todo, en las desigualdades
sociales. Los trata, pero muy por encima. Me hubiera gustado más empeño
en relacionar el clasismo con el nivel cultural y académico.
“Sabe
que a la universidad mucha gente con inclinaciones literarias ven los
libros básicamente como una herramienta para parecer cultos”.
“Aquí
todos se pasan el día comparando el dinero que ganan sus padres.
Pensaba que aquí encajaría mejor pero la gente de aquí es mucho peor que
la gente que conocía al instituto”.
El clasismo cultural es una
realidad que se muestra muy poco en este libro, y lo he echado en
falta. Además, todos los personajes del libro son universitarios cultos.
En
definitiva, me ha gustado, lo recomendaría, pero antes de releer ‘Gente
normal’ volvería a vivir la historia de ‘La soledad de los números primos’ (Paolo Giordano), una novela parecida que en su momento, hace
años, me marcó más la vida que este “futuro clásico”.